Entrevistas realizadas a los Consejeros de la AIR y Presidente de ANDEBU en ocasión de la conmemoración de los 50 años de la Oficina Central de la AIR en Montevideo.

La Asociación Internacional de Radiodifusión (AIR) celebró una noche «muy especial» en Montevideo, conmemorando los 50 años de la instalación de su oficina central en la capital uruguaya. El evento, acogido por la Asociación Nacional de Broadcasters Uruguayos (ANDEBU), socio fundador de la AIR, reunió a destacados representantes de estas organizaciones como Oswaldo Quintana, Director General de la AIR, Paulo Tonet Camargo, Presidente de la AIR, y Rafael Inchausti, Presidente de ANDEBU.

Uruguay: Un Ejemplo de Democracia y Libertades

La elección de Montevideo como sede de la oficina central de la AIR, que además comparte «los valores y principios de la radiodifusión privada» con ANDEBU, fue destacada por ser una «cuestión de justicia» y una «satisfacción» para la organización. Tanto Oswaldo Quintana como Paulo Tonet Camargo enfatizaron que Uruguay es un «faro de luz» y un «ejemplo de desarrollo social, democracia y libertad» para toda Latinoamérica. Se resaltó el profundo orgullo por lo que los uruguayos han logrado construir, por su respeto a los Derechos Humanos, a las diferencias y su compromiso con la modernidad y la construcción de una sociedad más justa.
Rafael Inchausti, presidente de ANDEBU, subrayó que Uruguay es una «referencia a nivel internacional» en materia de libertad y democracia, gozando de plena libertad de prensa desde hace décadas, una característica que es constantemente mencionada por los visitantes extranjeros. La idea de la formación de una asociación interamericana de radiodifusores, que culminó con la creación de la AIR en México en 1946, «empezó en Uruguay» y se propuso en una reunión sobre comunicaciones en las Américas en Río de Janeiro en 1945. A lo largo de la historia de la AIR, varios uruguayos han ocupado puestos clave, incluyendo presidentes como Lorenzo Valerio Sicco (uno de sus fundadores), Héctor Amengual, Raúl Fontaina, José Luis Curuchet, y directores generales como Justino Jiménez De Aréchaga, Héctor Óscar Amengual y Juan Andrés Lerena. La Oficina Central ha realizado una «tarea incansable» durante décadas, siendo un referente para radiodifusores de todo el continente americano.

Preocupación por la Libertad de Expresión en la Región

A pesar del optimismo en torno a Uruguay, los líderes de la AIR expresaron profunda preocupación por la situación de la libertad de expresión en otros países latinoamericanos, particularmente en Venezuela, Cuba y Nicaragua.

En Venezuela, Oswaldo Quintana lamentó la «falta de libertad de expresión» y la «intolerancia» del gobierno ante cualquier crítica o posición contraria a la línea gubernamental. La situación venezolana, con su crisis económica y migratoria, tiene un «impacto profundo» en toda la región. Quintana también señaló que Venezuela, que antes fue un «país que exportó muchísimos productos» audiovisuales de ficción y de entretenimiento, ha visto su producción de telenovelas y otros contenidos «prácticamente paralizada».

Paulo Tonet Camargo fue aún más explícito al referirse a Cuba, donde «no se tiene libertad ninguna», y a Venezuela, donde «hace años que se cierran empresas de radiodifusión privadas, libres e independientes», calificándolo de «estado autoritario».

La situación más alarmante fue descrita en Nicaragua, catalogada como «la dictadura más violenta que tenemos en la América Latina». Se denunció la violencia contra la radiodifusión privada, la libertad de expresión, la iglesia y cualquier persona con pensamiento diferente. Tonet Camargo compartió el caso de un radiodifusor nicaragüense cuyas instalaciones fueron «incendiadas por las milicias del gobierno» y a quien se le quitó su registro de nacimiento, forzándolo al exilio en Costa Rica. Prácticamente todas las radios y televisoras libres e independientes en Nicaragua han sido cerradas por la dictadura, al igual que en Venezuela. Para Tonet Camargo, un dictador es «una persona que no tiene coraje de discutir sus ideas con los otros» y, por tanto, es un «cobarde».
Rafael Inchausti también se refirió a la existencia de «gobiernos con corte autoritario» en varios países de América que «no respetan el trabajo de la prensa y el trabajo de los medios de comunicación». La labor de la AIR incluye precisamente la «defensa y protección de la libertad de expresión», así como «denunciar abusos y avasallamientos tanto a medios de comunicación como a periodistas».

El desafío de las Plataformas Digitales y la Responsabilidad sobre el Contenido

Otro tema central en la agenda de la AIR es el creciente impacto de las redes sociales y las plataformas digitales. Paulo Tonet Camargo destacó que, si bien el desarrollo tecnológico es natural e imparable, el problema radica en la «distribución de contenido sin responsabilidad». Mientras que los medios de comunicación tradicionales (radio, televisión, periódicos, sitios web firmados) son responsables por el contenido que distribuyen, estas nuevas plataformas que «venden publicidad» «no tienen ninguna responsabilidad sobre los contenidos que distribuyen».
Esta falta de responsabilidad, según Camargo, es la causa de la «fake news», donde «el absurdo tiene más atractividad que los fatos», y estas mentiras se «monetizan» sin que nadie asuma responsabilidades. Para la AIR, la «regulación es atribuir responsabilidad» a estas plataformas, ya que «no se puede lucrar con algo que no se tenga responsabilidad sobre este producto». Se advirtió que la proliferación de «contenidos de odio» en estas plataformas puede llevar a «sociedades enfermas» y fragmentadas, en contraste con la «pluralidad de visiones» que promueve la comunicación privada, libre e independiente, esencial para una sociedad sana y democrática.
Rafael Inchausti compartió la preocupación de los radiodifusores tradicionales por la forma en que «grandes corporaciones internacionales se han ido apropiando» de internet, adquiriendo un «valor de mercado que es superior por varias veces al producto interno bruto de muchos países». Esta situación les permite «presionar a países enteros y a muchos gobiernos», como se ha visto en Australia, España, Canadá y Brasil. Por ello, se hace un llamado a los gobiernos para que «encuentren la forma» de garantizar las libertades de expresión y prensa en estos «modernos medios de comunicación», tal como se garantizan en los medios tradicionales.

La agenda de la AIR continuará con una jornada de trabajo del Consejo Directivo en Montevideo el 11 de octubre, donde se abordarán estas y otras preocupaciones compartidas por las asociaciones y medios de comunicación de todo el continente.